Si sabes qué es el kitchari (un plato tradicional Ayurveda con base de mung dahl, arroz basmati, ghee, verduras de temporada y especias) y conoces mi alimentación (en la que ningún alimento se somete al efecto del fuego ni las temperaturas elevadas y es 100% basada en plantas), sé que te estarás preguntando cómo será está versión del Kitchari «my own style». La respuesta es sencila: el mejor kitchari preparado con alimentos vivos y fisiológicos, adaptando lo mejor del concepto de la receta al tipo de alimentación más vibrante y nutritiva.
La verdad es que nunca he probado el kitchari, pero últimamente veo muchos artículos explicando maravillas sobre el kitchari en diversas publicaciones. Debe formar parte de la ola orientalista que está llegando a Europa cada vez con más intensidad.
A este plato de legumbres, cereales y mantequilla clarificada se le atribuyen en Ayurveda muchas propiedades: nutritivas, depurativas, digestivas, rejuvenecedoras, energéticas. E incluso se dice que es apto para todos los biotipos. Aunque lo cierto es que a mí no me sientan nada bien ni los cereales ni las legumbres cocinados, se preparen como se preparen y se acompañen de lo que se acompañen. Pero de tanto ver este plato aquí y allá se me ha acabado antojando. Por eso he decidido hacer mi propia versión, de la que estoy segura que va a ser digna de recibir todas las alabanzas que mencionaba; es nutritiva, digestiva, desintoxicante, energética, rejuvenecedora, depurativa…
En vez de legumbres y cereales, he combinado semillas de chía, lino y cáñamo que al absorber el agua de la preparación nos darán la textura cremosa y oleosa típica en algunas versiones de este plato.
Estas tres semillas tienen un alto contenido en ácidos grasos esenciales Omega 3, un nutriente de potente efecto antiinflamatorio; antioxidante y anti-aging por su alto contenido en fenoles que pueden llegar a frenar hasta un 70% el efecto de los radicales libres; clave para la salud cardiovascular y el sistema neurológico; de efectos antidepresivos y calmantes para la musculatura; imprescindible para unas células y tejidos saludables.
Estas semillitas son también ricas en aminoácidos esenciales de muy fácil asimilación, contienen todos los aminoácidos que nuestro cuerpo necesita en proporciones equilibradas, y son también abundantes en todos los minerales que deben formar parte de nuestra dieta; entre ellos, los más interesantes: manganeso, magnesio, fósforo, potasio, calcio, boro, hierro, cobre, zinc, selenio.
Los tres tipos de semillas son muy fáciles de gestionar por nuestro organismo y bien fáciles de digerir, favoreciendo la chía y el lino el tránsito intestinal por su contenido en mucílago y fibra. En general, se recomienda moler las semillas mucilaginosas antes de consumir para aprovechar mejor sus nutrientes, ya que si no las masticamos a conciencia y conseguimos molerlas con los dientes salen de nuestro cuerpo igual que entraron: enteras e incluso abonadas, listas para ser plantadas. Así funciona la naturaleza: los animales somos vehículos de las plantas, que tienen mil y una estrategias para utilizarnos como tal y poder esparcer sus semillas aquí y allá. Aunque en esta receta yo he preferido no moler, para conseguir una textura más parecida a la del cereal y las legumbres y para invitar a masticar más tiempo cada bocado; con calma y consciencia, para asegurar una digestión adecuada.
El resto de ingredientes de mi Kitchari «my own style» son también energéticos y de muy fácil asimilación, con una serie de especias termogénicas, muy antioxidantes, digestivas, depurativas, estimuladoras de los órganos emuntorios que además hacen a este plato delicioso.
A la hora de consumir, en casa lo tomamos como primer plato, con el estómago vacío. Sólo una pequeña cantidad es suficiente, es realmente saciante por su riqueza en nutrientes y fitonutrientes. Y tras el kitchari una buena ensalada de brotes y hojas es el complemento ideal.
Aunque imagino que ya sabrás que no es recomendable ingerir ningún tipo de líquido durante las comidas para no disolver los jugos gástricos y entorpecer la digestión, cuando te prepares mi kitchari, esta es una condición que no te debes saltar, porque las semillitas absorberán el líquido extra que consumas y te pueden hacer sentir demasiado lleno. Ya sabes, si tienes sed a la hora de comer, lo mejor es beber unos 30 minutos o más antes de las comidas.
Te dejo ya aquí la receta del Kitchari «my own style», a ver qué te parece.
Ingredientes
Para 6 raciones
1/2 nuez moscada, recién molida
1 c de canela molida
10 vainas de cardamomo
1 C de semillas de comino
1 chile fresco
1/2 c de semillas de cilantro
1 c de semillas de mostaza
750 ml de agua de calidad tibia (40 ºC)
1 C de zumo de jengibre (rallar la raíz fresca y extraer el zumo presionando con el envés de una cucharita utilizando un colador de malla fina)
1 C de zumo de cúrcuma (extraer el zumo lo mismo que se extrae el del jengibre)
1/2 T de semillas de chía
1/2 T de semillas de lino dorado
1/2 T de semillas de cáñamo
1/4 T (60 g) de aceite de coco
2 aguacates medianos (360 g ya pelados y sin la semilla)
1/4 T de aceitunas negras troceadas (las aceitunas son opcionales, pero son los tropezones más deliciosos de mi kitchari)
Método
Combinar todas las especias en una batidora de vaso o en un molinillo de café o para especias y moler muy fino.
Añadir el agua a la mezcla de especias, los zumos de cúrcuma, de jengibre y el chile y batir en una batidora de vaso hasta mezclar muy bien.
Colar el agua especiada resultante con la ayuda de un colador de malla fina y verter en un recipiente de vidrio con tapa.
Añadir las semillas de chía, cáñamo y lino y remover con una cuchara para mezclar homogéneamente, tapar y dejar reposar entre 4 y 8 horas. Si hace calor, mejor dejar reposar en la nevera, para evitar fermentaciones.
Una vez transcurridas las 4 – 8 horas de activación de las semillas, añadir el aceite de coco y el aguacate a la batidora de vaso y batir hasta tener una mezcla muy suave.
Mezclar con las semillas activadas –después de la activación tienen un aspecto viscoso, como de engrudo– y la ayuda de una cuchara. No te olvides de añadir ahora las aceitunas, pero si decides no utilizarlas, sustitúyelas por un pellizquito de sal al gusto al mezclar los ingredientes.
A la hora de servir, puedes entibiar el Kitchari «my own style» en la deshidratadora, o suavemente al baño María hasta que esté a temperatura corporal. A mí me gusta utilizar mi fermentadora (la verás aquí). Para entibiar los alimentos cuando es invierno es ideal, no me tengo que preocupar por nada, la programo si no estoy en casa y al volver la temperatura de los alimentos es la perfecta.
Cuando sirvas tu kitchari, acompaña con cilantro fresco al gusto; no sólo es una adición deliciosa, sino que ayuda a depurar, a la eliminación de metales pesados y oxigena nuestra sangre.
Puedes guardar las raciones que no consumas al momento en la nevera en tarritos individuales con tapa hasta tres o cuatro días. Aunque la mezcla empezará a fermentar poquito a poco; no pasa nada, la fermentación está bien, aunque el sabor se vuelve un pelín más ácido y efervescente. Si calculas que lo guardarás durante tres días, deja un poco de espacio sin llenar en el tarrito, porque la fermentación hace que la mezcla se expanda e incluso rebose aún estando el tarro cerrado.
Bon appétit!