Sé que muchos no os lo vais a creer, pero es la segunda vez que germino garbanzos en 10 años… y yo diría que en toda mi vida. La verdad es que no tengo memoria de haber tenido buena digestión con estos pequeñines en el pasado, tienen una fibra muy poderosa que a mí me dificulta la digestión. Pero esta semana decidí darles (¡¡¡darme!!!) una segunda oportunidad, aunque digan que «segundas veces nunca fueron buenas».
De las legumbres es el que más proteínas contiene, unos 21 gramos por cada 100 gramos de peso, aunque también son ricos en carbohidratos, contienen un poco más del doble que proteínas —así que ya ves que es un alimento energético—, y algo de grasas saludables.
Al germinarlo, estas proteínas se transforman en aminoácidos esenciales —todos los que necesitamos y que son realmente lo que nuestro cuerpo absorbe—. De hecho, al garbanzo se lo considera una proteína completa, ya que contiene todos los aminoácidos que necesita nuestro organismo, y en cantidades bastante elevadas.
A parte de estos macro nutrientes, son también ricos en vitaminas del grupo B, especialmente en B9 (folato), contienen provitamina A, vitamina E y K y son ricos en minerales, destacando el cobre, el manganeso, el magnesio, el fósforo, el hierro, el zinc y, en menor proporción, el potasio, el selenio, el sodio y el calcio… y por contener, contienen hasta ácidos grasos esenciales omega 3.
Como ves, lo tienen casi todo, por eso, a parte de su etiqueta contemporánea de legumbre súper proteica, tiene fama tradicionalmente de alimento antianémico, y siempre ha sido un ingrediente muy habitual en el plato de las personas que realizan esfuerzo físico intenso a diario, como los campesinos antaño.
La verdad es que en mi dieta no son necesarios, puedo obtener los mismos beneficios —con menos carbohidratos— de otros vegetales. Pero se me antojó probar de nuevo, ya sabes lo que me gusta experimentar en la cocina, y prepararlos de diferentes maneras a ver qué tal… Siempre crudos, eso sí, y germinados ya que la proteína cocinada a altas temperaturas queda desnaturalizada, aumentan los carbohidratos —azúcares naturales— y se debilita el contenido del resto de nutrientes. Sin embargo, al germinar, el contenido de nutrientes se eleva de manera exponencial y son mucho más asimilables al haberse activado y haber eliminado la mayor parte de inhibidores enzimáticos de la semilla.
Las recetas esta vez son deliciosas y, aunque sigo encontrando su digestión un poco difícil, en pequeñas cantidades acompañados de una ensalada de hoja verde, sientan bastante bien. Te dejo tres de las recetas que más me han gustado con mis germinados de garbanzos. Para mí, la super star de las tres es la crema con la que he bañado los faláfel «a mi estilo». Seguro que la vuelvo a preparar como base para futuros aliños. Para esta crema he utilizado un extractor cold press, para no calentar los germinados al triturar ni perder nutrientes, y el resultado es espectacular: una crema sedosa, sencilla, deliciosa y muy aromática divina para acompañar las ensaladas.
Faláfels súper proteicos con salsa deliciosa de garbanzos germinados
Ingredientes
4 T de germinados de garbanzos (12 h de remojo + 48 h de germinado)
4 dientes de ajo morado, chafados y con la piel
4 limones pequeños, el zumo
1 T de tahini blanco crudo
2 c de comino en polvo
2 T de semillas de cáñamo pelado
1 T de perejil picado fino
1 c de sal marina o del Himalaya
4 zanahorias medianas, recién ralladas (unos 400 g)
Método de preparación
Cuando los garbanzos estén ya germinados, que la raíz sea más o menos el mismo tamaño que la semilla o el doble, utiliza un extractor de masticación (cold press juicer) para triturarlos.
Coloca la fibra de los garbanzos en un bol y sigue extrayendo el zumo de los limones y los dientes de ajo, pero para estos alimentos descarta la pulpa seca resultante.
Por una parte tendremos la pulpa de los garbanzos, y por otra una crema sedosa y aromática de ajos, limón y garbanzos. Añade la mitad de esta crema el bol con los garbanzos y reserva el resto de la crema en la nevera en un recipiente de vidrio con tapa hasta la hora de servir.
Mezcla ahora con la ayuda de una espátula la mitad de las semillas de cáñamo y el resto de ingredientes con la pulpa de garbanzos hasta conseguir una masa gruesa y homogénea.
Haz bolitas de tamaño al gusto con la masa y rebózalas en el resto de semillas de cáñamo sobrante.
Deshidrata durante 24 horas a una temperatura de 38 – 42 °C.
A la hora de servir, acompaña los faláfels con la crema y sírvelos junto a una ensalada sencilla con muchas hojas verdes tiernas que ayudarán a la digestibilidad a parte de aportar vitaminas y minerales imprescindibles (calcio, magnesio, hierro, provitamina A, vitamina E, omega 3, vitamina K) imprescindibles para una salud esqueletomuscular y de los tejidos en general.
Snack de garbanzos germinados con wasabi y matcha
Ingredientes
2 T de germinados de garbanzos deshidratados (12 h de remojo + 48 h de germinado)
1 C de wasabi en polvo
1 c de matcha
1 C de zumo recién hecho de jengibre
1 C de zumo recién hecho de cúrcuma
1 c de sal marina o del Himalaya
1 C de aceite de coco, en estado líquido
Método de preparación
Deshidrata los germinados de garbanzos durante 24 horas a una temperatura de 38 – 42 °C o hasta que estén completamente secos en su interior; las horas de secado dependerán del tamaño de las semillas.
Una vez completamente secos, rebózalos en un bol con el resto de ingredientes y distribúyelos sin amontonarlos en un recipiente de vidrio con tapa.
Refrigéralos en la nevera durante unas 4 horas, o hasta que hayan solidificado los ingredientes del rebozado, y remuévelos con una espátula para separar, si es necesario, los que se hayan quedado adheridos a la base del recipiente.
Ahora que el rebozado ya solidificó, los puedes guardar en un recipiente de vidrio con tapa más pequeño en la nevera hasta la hora de usarlos.
Antes de consumirlos, déjalos reposar en la nevera unas 24 horas, para que se impregnen bien del aceite y se ablanden un poquito para poder disfrutarlos. Son ideales como snacks, acompañados de otras semillas —de girasol, de calabaza, nueces, pistachos, piñones—, o acompañando tu ensalada con muchas hojas verdes.
Bon appétit!