Esta semana estoy que me salgo, aquí viene otra receta para que disfrutes este verano.
Es una receta súper energética, con mucho plátano e ideal para reponer fuerzas para los días que practiques más deporte.
Durante el año, reconozco que llevo un día a día más sedentario que por estas fechas, entre el frío del invierno y las horas de trabajo más intenso, pues, qué te voy a contar que no te suene, practico bastante menos ejercicio que cuando llega la primavera y, en verano, pues aprovecho e intento ponerme lo más en forma posible para cuando llegue mi época de inevitable sedentarismo.
Los días en que practico más deporte, digamos que corro como unos 12 km, me permito un capricho dulce bien nutritivo como esta caracola de frutas. No hay nada más satisfactorio que ejercitarse, sentir cómo el cuerpo y la mente se fortalecen, se oxigenan, se desintoxican, se refuerzan, se autosuperan y además se regalan un caprichito dulce maravilloso. Es todo un premio: nos lo hemos ganado y lo disfrutamos sin ninguna culpa y con todo el placer de saber que nos estamos nutriendo de la manera más sana posible.
Para este desayuno post work–out —yo practico deporte en ayunas o máximo con un zumito de naranja una hora antes—, he elegido plátanos deshidratados y moras negras. Si no encuentras moras negras, puedes utilizar pasas de uva, que son muy alcalinizantes. Los plátanos los puedes deshidratar en el deshidratador, quedan deliciosos, aunque tardan varios días en deshidratarse. Yo los encuentro deshidratados en una tiendecita preciosa donde venden muchos productos eco casi al lado de casa. Pero cuidado si compras los plátanos deshidratados, tienen que verse muy oscuros, casi negros. Los he visto en otros lugares de color amarillo y te aseguro que algo le han debido hacer a esos plátanos para que no oscurezcan. Igual les añadieron aceites, igual les añadieron sulfitos, igual la temperatura de deshidratación era muy alta. Pero los plátanos deshidratados a temperaturas bajas y naturales se tienen que ver muy muy oscuros.
Consumir plátanos deshidratados o plátanos pasa es también una solución muy saludable para tu sistema digestivo y tu salud. Los plátanos, de no ser que maduren muy bien en la planta, contienen mucho almidón y pueden caer muy pesados. Pero si se cocinan o se deshidratan durante tantas horas, el almidón se convierte en azúcares durante ese proceso y son maravillosos en todos los sentidos: son súper dulces y aromáticos y se digieren la mar de bien, una golosina para cualquiera.
Los plátanos son muy ricos en azúcares (carbohidratos) y fibra, pero su contenido en grasas es casi nulo. El plátano no engorda, al contrario de lo que piensan muchos, más bien al contrario: gracias a su alto contenido en potasio nos ayuda a contrarrestar el sodio y, de esta manera, ayuda a la elminación de líquidos; un dato a apuntar para aquellas personas que padecen de hipertensión, gota o enfermedades reumáticas. El potasio también nos ayuda a reforzar el sistema nervioso, los músculos y el corazón. El plátano también es rico en magnesio, un mineral que también funciona como relajante muscular y nervioso, antiestresante y antiinsomnio. También es rico en zinc, un oligoelemento que nos ayudará a reforzar la salud de la piel, uñas, cabello y los tejidos en general. Es rico en provitamina A, cosa que se suma al efecto del zinc, vitamina C y fósforo; todo esto nos ayuda a fortalecer el funcionamento del cerebro y es especialmente indicado en las épocas y etapas en las que se necesita mejorar el rendimiento mental —época de exámenes para los estudiantes o para ayudar en la edad avanzada a retrasar los problemas de senilidad—.
Una fruta que no nos puede faltar, ¿no te parece? Eso sí, recuerda, mejor tomarlo muy muy muy maduro y mejor aún en su versión plátano pasa para que sus almidones sean 100% azúcar sin que se pierdan sus propiedades nutricionales.
Si además los tomamos disfrutándolos en una receta como ésta… No hay ningún dulce de repostería ni bollería fina que le pueda hacer sombra, ¡palabrita de honor!
Ingredientes
7–8 plátanos deshidratados
2 C de aceite de coco, en estado líquido
1 C de mezquite o de algarroba en polvo
1 C de moras negras
Método de preparación
En un plato plano para postres, coloca un aro de repostería de unos 15 cm de diámetro. Empieza a dar forma a tu caracola utilizando los plátanos uno a uno resiguiendo el interior del aro, es decir, empezando a modelar a tocar del interior del aro y seguir enrollando plátano a plátano hacia el centro del aro, enroscando cada vez más los plátanos según vayas llegando al centro de la espiral. Donde se hayan quedado huecos entre los plátanos, rellena al gusto con moras negras. Si no tienes moras negras, recuerda que puedes utilizar pasas de uva o alguna otra fruta seca pequeña.
Coloca ahora la caracola en su plato y aún con el aro en el congelador durante unos 5 minutos. No queremos que se congele, sólo que tome un poquito de frío para ayudar en el siguiente paso: el glaseado.
Para el glaseado, mezcla el aceite de coco con el mezquite o la algarroba en polvo y bate bien hasta obtener una mezcla bien suave y homogénea.
Retira la caracola del congelador y vierte el glaseado de aceite de coco y mezquite por encima, cubriendo los posibles huecos que aún queden por rellenar y glaseando de manera no uniforme la parte superior de la caracola de plátanos.
Reserva en la nevera como mínimo unos 15 minutos para que el aceite de coco solidifique y desmolda.
Reservar en la nevera hasta la hora de servir.
Éste es un temtempié delicioso, te va a sorprender seguro. La fruta seca por sí sola es muy densa, pero el aceite de coco le da un toque refrescante y ligero que te va a maravillar. Una delicia, no me canso de repetir lo delicioso que está, ¡ja, ja! Pero, bueno, vas a tener que probarlo para contarme, ¿no? No esperes más y a por esas caracolas…
¡Bon appétit!
Hola Consol, ya he preparados la caracola! puse a deshidratar los plátanos maduros y, como no tengo mucha experiencia con la deshidratadora, los corté por la mitad a lo largo. Eran gorditos. He necesitado 2 dias para secarlos. Esta caracola es una golosina increíble. La hemos comido a media mañana como desayuno, mi compañero flipaba con el desayuno de hoy. He tomado fotografía. Exquisito el crujiente del glaseado con el intenso dulzor y cremosidad del plátano. Yo le he puesto pasas que había remojado previamente. Lo que más me entusiasma es lo fácil que es de hacer ;). Seguro que lo repito.
Muchas gracias Consol
¡Fantástico, Mari Carmen!
Hiciste muy bien en cortar los plátanos, es verdad, tardan una eternidad en deshidratarse, son muy densos. Pero no hay que hacer mucho esfuerzo, excepto esperar.
Y las caracolas, es–pec–ta–cu–la–res, ¿verdad?
Me alegro que hayan triunfado las caracolitas. Mira qué manera más fácil de quitar los dulces no saludables de la dieta.
¡Un besito!
K
Hola!
¿Y cómo sabéis cuando están los plátanos listos después de tanto tiempo?
Gracias!! 😉
Hola, Irene,
pues lo sabes porque los pruebas y están secos y blanditos.
El tiempo de deshidratación siempre varía, dependiendo del producto, de su tamaño, de la temperatura ambiente, de cuántos alimentos vas a deshidratar cada vez.
Todo es ponerse manos a la obra y empezar a familiarizarse con los diferentes procesos de preparación.
Un abrazo,
Consol