La remolacha es una raíz con maravillosas propiedades, aunque en sus hojas se concentran muchos más nutrientes que en su raíz. Desafortunadamente, no muchos se benefician del poder de sus hojas, que se descartan en los negocios y mercados al ser lo primero que se marchita. Las hojas son evidentes indicadores de lo fresco que es el producto.
Las hojas de la remolacha son muy alcalinizantes; combaten la anemia, ya que son muy ricas en hierro, regenerando y reactiviando las células rojas y proveyendo de nuevo oxígeno al cuerpo; el cobre en las remolachas hace que su hierro sea más biodisponible; ayudan a limpiar las arterias disolviendo los peligrosos depósitos de calcio y, de la misma manera, ayuda a combatir las venas varicosas; regulan la presión arterial; son anticancerosas, especialmente, ante el cáncer de colon y de estómago; ayudan a la eliminación; la colina en las remolachas es desintoxicante y ayuda a depurar el hígado.
A parte de ser ricas en clorofila, las hojas de la remolacha son ricas en proteína, calcio, magnesio, cobre, sodio, fibra, betacaroteno, vitamina A, B, C y K.
Antes de comerte la raíz, prueba a preparar algún plato con sus hojas y sus tallos frescos. Puedes licuarlos, añadir a batidos o cortar bien picaditos y añadir a ensaladas.
Te dejo una receta para una ensalada iluminada y súper nutritiva, aunque tenga muy pocos ingredientes. La base son hojas de remolacha y la salsa rosa, sus tallos triturados.
Tiempo de preparación: 10 min. Tiempo de cocción: no necesita. Listo en: 10h
Para 2 personas
Ingredientes
3 remolachas, las hojas y los tallos
1 taza de agua de mar
1/2 taza de rejuvelac o agua de manantial
1 1/2 limón, el zumo
1 puñado de anacardos, remojados durante la noche, el agua descartada
2 alcachofas, el corazón cortado a láminas finitas
Método de preparación
En un recipiente de cristal, colocar las láminas de alcachofa. Cubrir con el agua de mar y el zumo del limón. Macerar durante la noche.
En una batidora de vaso, combinar los anacardos previamente remojados con el rejuvelac y batir hasta obtener una salsa suave. Reservar en un recipiente de cristal durante la noche para que fermente. Tras la fermentación, añadir un par de cucharadas del agua de la maceración de las alacahofas y combinar homogéneamente.
En una batidora de vaso, combinar los tallos de remolacha con la mitad de la salsa de anacardos y batir hasta obtener un crema suave. Reservar.
Con un cuchillo, picar finitas las hojas de remolacha. Añadir un par de cucharadas de la crema de remolacha y anacardos y mezclar bien. Servir las hojas de remolacha emplatando con la ayuda de un aro. Decorar con las láminas de alcachofa, el resto de la crema de remolachas y bañar con la salsa de anacardos. Decorar con unas hojitas de perejil o de zanahoria, como en la foto, y servir.
¡Bon apéttit!