Los platos más elaborados y creativos en raw food cuisine acostumbran a incluir gran cantidad de frutos secos y grasas de origen vegetal para conseguir texturas, especialmente cuando se trata de masas para postres y masas saladas. También se deshidrata durante muchas horas especialmente a la hora de hacer panes y tortas saladas; por ejemplo, para elaborar pan esenio y crackers. A mí este tipo de preparación no me convence; pienso que una dieta saludable debierea tener una base con menos grasas y frutos secos –que no benefician al hígado– y con alimentos menos secos –que acaban deshidratándonos a nivel interior–.

Una dieta realmente sana, debiera estar basada en el consumo de (por orden de importancia) 1)  agua y hojas verdes, 2) frutas y frutos frescos –verduras–, 3) brotes, germinados, 4) frutos secos hidratados, semillas activadas –remojadas duratne horas para eliminar los inhibidores de crecimiento y activar el ciclo de vida de la semilla– y setas, 5) hierbas y hierbas aromáticas y medicinales, 6) verduras del mar –algas marinas– y fermentados, y 7) algas de lago como la espirulina y la chlorella. Y sol.

Tenemos un fuerte vínculo emocional con la comida, del cual pienso que no nos tenemos que desvincular, pues el hecho de comer es una fuente de placer y consecuente sentimiento de felicidad.

Es por esto que en estos últimos días he estado intentando preparar masas más ligeras, sin frutos secos y con pocas grasas y con poco tiempo de deshidratación. La receta para esta quiche es un ejemplo. Aquí la comparto.

Tiempo de preparación: 15 min. Tiempo de cocción: no necesita. Listo en: 2 h.
Para 4 mini quiches

Ingredientes

Para la masa de quiche sin frutos secos
1 taza de semillas de girasol activadas, recién molidas
1 taza de semillas de sésamo activadas, recién molidas
1 taza de harina de coco
6 c. soperas de semillas de lino, recién molidas
1/2 c. pequeña de cúrcuma
1 pizca de sal marina sin refinar
1 pizca de pimienta al gusto sin refinar
1/2 vaso de agua de manantial
2 c. soperas de alga wakame, recién molida

Para el pesto de clorofila
250 gr de hojas tiernas de espinacas
4 ajos, chafados y con la piel
4 c. soperas de semillas de chía, recién molidas
2 tazas de leche vegetal, yo he usado leche de pipas de calabaza
5 gr de piñones
1 limón, el zumo
1 aguacate, pelado y sin la semilla
1 pizca de sal marina sin refinar
1 pizca de pimienta al gusto, recién molida (yo usé de tres colores)

10 tiras de pimiento rojo, marinado con aceite de oliva y zumo de limón durante la noche
10 tiras de cebolla, marinadas con aceite de oliva y zumo de limón durante la noche
4–6 setas en láminas finas
perejil para decorar
brotes de trébol

Método de preparación

Para la masa
Mezclar todos los ingredientes en un bol hasta obtener una masa compacta y pegajosa que poder modelar. Dividir la masa en 4 porciones. Utilizar moldes para tartaletas y dar forma a las diferentes porciones de masa. Deshidratar durante dos horas a 38 °C. Si no tienes deshidratador, puedes usar el horno a 50 °C y la puerta entreabierta. Rellenar al gusto.

Para el pesto
30 minutos antes de que estén listas las masas, combinar todos los ingredientes del pesto en una batidora de jarra hasta obtener una crema homogénea y ligera. Dejar reposar unos 30 minutos  para que la chía gelidifique bien.

Pasados los 30 minutos, retirar las tartaletas y desmoldar con cuidado. Rellenar con el mousse de pesto de espinacas y decorar con los pimientos, las cebollas, las setas y el perejil. Servir y espolvorear el plato con los brotes de trébol.

¡Bon appétit!